Cálculos preliminares muestran que 5 millones de personas dejaron de ser pobres, principalmente por aumentos en sus ingresos
Siguiendo el mecanismo oficial de medición de la pobreza que actualmente existe en México, calculé de manera preliminar cómo ha cambiado la pobreza durante el sexenio. El resultado es asombroso. De 2018 a 2022, el porcentaje de población en situación de pobreza se redujo de 41,9% a 36,3% (-5.6 puntos), la caída más pronunciada en 22 años. De confirmarse mis datos, 5,1 millones de personas habrán dejado la pobreza, un mexicano cada 25 segundos.
La pregunta es cómo se logró esto. El gobierno de López Obrador ha sido ampliamente criticado por el desmantelamiento de servicios de salud que ayudaban a los más pobres, su poca inversión educativa y sus políticas de austeridad. El que un gobierno así haya logrado reducir la pobreza de manera tan significativa debe poner en perspectiva a sus críticos.
Para comprender qué pasó es necesario entender cómo se mide la pobreza. En México, para que una persona deje de ser pobre se requiere que sucedan uno de dos aspectos: (i) que logre tener un ingreso por encima de la línea de pobreza o que tenga un ingreso inferior a la línea, pero que no tenga ninguna carencia básica. El Coneval, organismo oficial de medición de la pobreza, ha identificado seis posibles carencias: salud, educación, alimentación, vivienda, servicios y seguridad social
La siguiente gráfica muestra cómo ha cambiado el número de personas que tienen carencias o ingresos por debajo de la línea. Es decir, se muestran los ingredientes que pueden llevar a una persona a caer en pobreza, y cómo éstos han cambiado durante el sexenio.
Millones de personas con carencias básicas
De acuerdo con mis datos preliminares, el componente que más influyó en la reducción de la pobreza son los ingresos. El número de personas con ingresos inferiores a la línea de pobreza se redujo en 5,7 millones. Esto seguramente está relacionado con los aumentos en el salario mínimo y las transferencias de los programas sociales. Ambos se duplicaron en cantidad de 2018 a 2022. Las remesas también juegan una parte.
Otro aspecto que mejoró fue la alimentación. Cerca de 4,1 millones de personas dejaron de tener una carencia alimentaria. Nuevamente, esto pudiera estar relacionado con las transferencias sociales pues, como he mostrado en mis propias investigaciones, los beneficiarios del programa suelen utilizar el dinero en alimentos. Millones de personas también se beneficiaron con mejores espacios a la vivienda (2 millones), seguridad social (1,8 millones) y servicios básicos de la vivienda (1,3 millones).
Quizá lo más destacable es cómo las reducciones en pobreza históricas se han dado en un contexto de debacle del sistema de salud. Como muestra la gráfica, durante el sexenio, 30.3 millones de personas dejaron de tener acceso a la salud. Esto se debió principalmente a la cancelación del Seguro Popular. Mientras que, en 2018, 42% de la población reportaba tener salud por medio del Seguro Popular, actualmente solo 13,5% reporta tener acceso mediante el INSABI o IMSS-Oportunidades.
El empeoramiento del acceso a la salud nos hace pensar que, quizá, el principal motivo por el cual no se lograron aún más reducciones en la pobreza fue el empeoramiento del acceso a la salud. Sin embargo, no es así. Por la forma en la que se mide la pobreza, la salud no es un aspecto que influya mucho en ella. De hecho, si el 100% de la población mexicana tuviera acceso a la salud, solo 337 mil personas dejarían de ser pobres. Un número muy pequeño.
La salud casi no influye en la pobreza porque, debido a la forma en la que se mide la pobreza, la carencia de salud solo convierte a las personas en pobres cuando ésta viene acompañada de un bajo ingreso. Lo mismo sucede con otras carencias básicas. Si una persona tiene un ingreso por encima de la línea de pobreza, no importa cuantas carencias tenga, no se considerará pobre.
Así, en México, eliminar carencias es muy poco efectivo para reducir la pobreza. De hecho, si ningún mexicano tuviera carencias de ningún tipo, la población en pobreza solo se reduciría en 19%. Es decir, el 29% de la población mexicana continuaría siendo pobre porque tendría ingresos demasiado bajos.
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