De acuerdo al censo de Protección Civil Regional hay presencia de esta especie en todas las lagunas donde se puede pescar.
Hace algunos años, “El Güero” fue atacado por un cocodrilo en la zona de las Marismas, y aunque vivió para contarlo, cada tercer día va a pescar a la Laguna de la Aguada, donde apenas el miércoles un enorme saurio mordió a una niña de 8 años.
El señor, que supera los 60 años, pesca caminando dentro del cuerpo de agua; a las 10 de la mañana se alcanzaba a ver la mitad, y es que el lugar no tiene una profundidad importante.
La zona está ubicada justo a un costado del acceso a la colonia Nuevo Madero; se ingresa por un lado del distribuidor vial del “Barquito”, se cruza la colonia Miramar, y después de pasar una curva se llega al camino que por lado y lado tiene una laguna.
En el sector viven unas 6 mil personas, de las cuales la mayoría subsiste de la pesca si no tiene trabajo, pero a sus cuerpos de agua acuden residentes de otras colonias a sacar producto, la mayor parte del tiempo para darle de comer a sus familias.
“Hace años me mordió un cocodrilo pero ahí en las Marismas, en la espalda, por un costado y en la pierna, pero no me agarró bien y me pude salir”, explicó “El Güero”; mientras salía de la laguna, traía en una mano una bolsa con escasos cuatro pescados, en la otra su atarraya.
Explicó que todos los que pescan ahí lo hacen a pie, y aunque saben que hay cocodrilos, van por necesidad, es una buena opción cuando no hay trabajo para llevar comida a la mesa.
“Ahorita aquí andan dos, uno me siguió, yo creo es hembra, está grande, pero me salí, ya lo había visto, más allá anda otro, pero ese solo llega a mitad de laguna y se regresa”.
Sin embargo, “El Güero” no ha sido el único atacado y que vive para contarlo, pues las personas que residen cerca aseguran que más de cinco han salido lesionadas, pero han corrido con suerte, pues los dientes de los cocodrilos apenas los alcanzan a rozar.
En la administración municipal pasada pusieron letreros que anunciaban la presencia de los saurios, sin embargo meterse a pescar no está prohibido, así que la alerta no alejó a los que realizan la actividad; en este momento los anuncios ya no existen.
A diferencia de los reptiles que viven en la laguna del Carpintero, los que habitan la Aguada no se dejan ver tan fácilmente, así que hay que poner el doble de atención, dicen los pescadores, que durante todo el día entran y salen del lugar, la mayoría llega en bicicleta o en moto.
Los habitantes del lugar ya saben del peligro, “nosotros no nos metemos a bañar ahí, ya sabemos que hay bastantes cocodrilos, en esa y otras áreas que hay más para allá”, y es que en la misma colonia además hay un estero, que también tiene saurios, aunque según los vecinos son ejemplares jóvenes.
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