La líder derrocada de Myanmar, Aung San Suu Kyi, fue condenada este lunes a cuatro años de prisión, el primero de una serie de veredictos que podrían llevarla a cadena perpetua.
Suu Kyi fue declarada culpable de los cargos de incitar a la disidencia y romper las reglas para prevenir la covid-19 durante la campaña para las elecciones de 2020.
“Fue sentenciada a dos años de prisión bajo la sección 505 (b) y dos años de prisión bajo la ley de desastres naturales”, dijo Zaw Min Tun, portavoz de la junta militar que gobierna Myanmar actualmente, a la agencia de noticias AFP.
Min Tun dijo que enfrentará el juicio por los otros cargos de los que la acusan desde el lugar en el que se encuentra ahora.
Tiene 11 cargos en su contra. Suu Kyi ha negado todas las acusaciones.
La organización Amnistía Internacional dijo este lunes que la junta militar de Myanmar está tratando de “sofocar las libertades” con la condena de Suu Kyi.
“Las duras sentencias dictadas contra Aung San Suu Kyi por estos cargos falsos son el último ejemplo de la determinación del ejército de eliminar toda la oposición y sofocar las libertades en Myanmar”, dijo el grupo en un comunicado citado por AFP.
Golpe militar
La mujer de 76 años dirigía un gobierno civil electo antes de ser derrocado por un golpe militar en febrero.
Los militares tomaron el poder alegando fraude en las elecciones generales celebradas en 2020 en las que la Liga Nacional para la Democracia (NLD), que lideraba Suu Kyi, ganó por abrumadora mayoría.
Desde entonces, Suu Kyi ha estado bajo arresto domiciliario, acusada de una serie de delitos, incluidos varios cargos de corrupción, violación de la ley de secretos oficiales y de incitación al desorden público.
Poco se ha visto u oído de ella aparte de sus breves comparecencias ante el tribunal.
¿Quién es Aung San Suu Kyi?
Aung San Suu Kyi es la hija del general Aung San, héroe de la independencia de Myanmar, quien fue asesinado cuando ella tenía solo 2 años, justo antes de que el país se independizara del dominio colonial británico en 1948.
Suu Kyi fue vista una vez como un faro de los derechos humanos: una activista que renunció a su libertad para desafiar a los generales del ejército que gobernaron Myanmar con mano dura durante décadas.
En 1991, recibió el Premio Nobel de la Paz, mientras aún estaba bajo arresto domiciliario, y fue aclamada como “un ejemplo sobresaliente del poder de los impotentes”. Pasó casi 15 años detenida por períodos entre 1989 y 2010.
En noviembre de 2015, llevó a la Liga Nacional para la Democracia a una victoria aplastante en la primera elección con opositores en Myanmar en 25 años.
La Constitución del país le prohíbe convertirse en presidenta porque tiene hijos que son extranjeros, pero Suu Kyies considerada la líder de facto.
Desde que se convirtió en consejera de Estado de Myanmar, su liderazgo se ha definido por el trato que recibe la minoría rohingya, en su mayoría musulmana, del país.
En su país, Suu Kyi sigue siendo muy popular entre la mayoría budista que siente poca simpatía por los rohingya.
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