noviembre 21, 2024

Dólares y conocimiento para mejorar cultivos

OAXACA, Oax.— Varios campesinos zapotecos de la región de los Valles Centrales, muchos de ellos migrantes en Estados Unidos, han encontrado en la siembra de tomate en invernadero una alternativa para hacer producir el campo, debido a que la sequía se agrava año con año por el cambio climático.

Desde el año 2000 invierten sus remesas en la compra de materiales para la construcción de invernaderos.

José Melchor Pérez, originario de San Pablo Guilá, distrito de Santiago Matatlán, emigró a Estados Unidos donde aprendió el cultivo de hortalizas bajo el sistema de riego por goteo y volvió a su tierra natal, para iniciar el cultivo de tomate bajo ese mismo sistema.

En su momento (cuando trabajé del otro lado), pensé desde acá producimos para México; mejor me regreso, y con lo poco que aprendí, produzco desde Oaxaca, y le vendo al resto de mi país”, contó el también fundador de Agrolats, cuya empacadora emplea a unas mil personas del distrito de Tlacolula y Santiago Matatlán.

Hace más de dos décadas, José, como otros campesinos de la región de Valles Centrales y Mixteca, muchos de ellos migrantes jornaleros en la Unión Americana, empezaron a darle nuevo rostro a su comunidad, invirtiendo sus remesas en invernaderos.

De manera orgánica, y por llamada telefónica a larga distancia, el migrante instruyó a sus familiares la forma de cómo deberían de hacer el montaje del invernadero, su utilidad y las ventajas del cultivo controlado, en el clima y uso racional del agua”, apuntó Daniel Ramírez López, ingeniero agrónomo especialista en horticultura tropical.

Los migrantes se familiarizaron con la tecnología de agricultura protegida, empezaron a desarrollar proyectos propios, involucrados en la cadena de producción e impulsaron empacadoras colectivas exitosas; lograron consolidar una fuente de empleo, y cuidar el agua”, subrayó.

En este punto de la geografía oaxaqueña es común y más frecuente observar que muchas tierras se encuentren con milpas amarillentas y sin crecimiento por la falta de agua.

La mayoría de los labriegos debido a las condiciones de pobreza no tiene más opción que seguir cultivando maíz y frijol de temporal y a cielo abierto, por ser productos básicos, pero su suerte casi siempre se queda en un volado, porque no existe certeza del inicio e intensidad de las lluvias.

Había que buscar una opción, porque ya no llueve como antes”, afirmó Vicente Santiago, de la localidad de Santa Marta Chichihualtepec, en el municipio de Ejutla de Crespo, productor de tomate en ambiente controlado.

En el año 2000, Chente —como es conocido por sus familiares y amigos— incursionó en los invernaderos o “casas de plástico” con una inversión propia y con financiamiento de un programa de concurrencia del gobierno estatal, para tratar de cambiar la dinámica del campo.

Cuando el paisano migrante en Estados Unidos llegaba a visitar a la familia, con motivo de las festividades del pueblo o la celebración del Día de Muertos, nos animaba acerca de las ventajas del invernadero, algunos no le apostaban a ese mecanismo, otros, sí creímos, pero lo adaptamos a lo local, a partir de las variaciones del clima y la falta de agua”, recordó.

De esta manera, año con año, organizado con otros campesinos, ha ido mejorando las instalaciones, la tecnificación y sobre todo, la producción, aprovechando el agua captada de la poca lluvia que cae en ciclos previos, para el regadío por goteo.

Los mantos freáticos no se han recargado por la falta de lluvia, tampoco era correcto sobreexplotar los pozos. Por tal razón, se logró la construcción de retenes de agua de lluvia, como una alternativa ante la sequía”, expuso.

Apuntó que los productores mantienen la siembra del maíz, pero como una actividad secundaria, destinada solamente para el autoconsumo y para alimentar a animales de corral.

Así, Chente, junto con otros campesinos (varios exmigrantes), desde el primer año siembran en la nave más grande del proyecto modular; “fue un éxito y se logró pagar el préstamo bancario”.

Por el cuidado y esmero que han puesto en el invernadero, no ha tenido que recurrir en exceso a los agroquímicos para la nutrición y en el combate a las plagas.

La plantación se puede decir que es ecológica, porque no se aplica en exceso”, dijo.

También, la comercialización de su producción está asegurada en el mercado local e internacional, por la calidad del tomate y pepino persa e inglés.